domingo, 18 de enero de 2009

el art police.

El art police.

Hace ya tiempo, en una de las conferencias a las que asiduamente asistía dentro de mi juventud universitaria, en uno de esos museos laguneros tan citadinos, llego un artista francés al que todos admiraban y el cual ofreció una larga platica sobre el arte contemporáneo, claro estaba que el recinto estaba lleno de gente del intelecto lagunero, artistas, poetas, periodistas, escultores y por supuesto, uno que otro iluso, entre los cuales estaba yo.
La plática comenzó y su conferencia se orientaba a la delgada línea que existía hoy día con el arte contemporáneo entre lo que era arte y no, los excesos de algunos artistas en el mundo con tal de entrar en lo “original”, esto claramente explicado a la misión del arte de hoy, en el cual se valora la idea, no la materia.
Artistas que enlataban literalmente su materia fecal, y cosas por el estilo. Qué va! Estos artistas tan locos.
Así, después de 2 horas de explicación concluyo la conferencia, pasando, acto seguido, a la sección de preguntas y respuestas, dentro de las cuales un iluso se aventuro a preguntarle algo que, tiempo adelante y varias borracheras en mi vida me llevo a una reflexión seria.
El muchachito con ímpetu de impresionar a la que supongo era su novia, lanzo su pregunta al artista, pero no era solo una pregunta, más bien era toda una ideología que quizá hasta una empresa estuvo formulando en su cabeza en el transcurso de la cátedra.
El hombre se levanta y agrega a la ya más que polémica conferencia una propuesta que el por si mismo ingenio:
él creía que para evitar estas situaciones tan peculiares con los artistas y el arte debería existir una “policía del arte” la cual, sometería y castigara a aquellos que osaran realizar alguna pieza que estrictamente no fuera arte.
Pero aquí no acabo su propuesta, empezó lentamente a formalizar la idea, idear y planear la dirección de esta policía; una situación que por demás, varios encontramos demasiado absurda hasta quizá, insulsa.
- Pobre wey! Se escucho entre los silbidos que creo, todo el público le insinuó.

Y quizá sí, la idea del art pólice es una tontada total, pero a través de mi carrera y al ver la seriedad con que la gente enfatiza a las muestras artísticas anexo a su dura crítica imparcial, hoy creo que todos jugamos al “art pólice”, y no solo en las muestras, en cualquier momento en las vidas diarias de cada uno de nosotros.
El hecho es que somos imparciales, ignorantes y queremos que todo sea lindo y serio.
Si alguien se aventura a ser diferente, es criticado y todos opinamos lo que debería ser, claro está, q es más cómoda estar del lado de la crítica del que se aventura. Es más fácil decir lo que deber ser, a que hacerlo.
Hoy por hoy, nuestra ciudad está queriendo, o más bien medio queriendo entrar a los nuevos conceptos de una ciudad metrópolis, pero no obstante batallamos en entender nuevos conceptos de ideología.
Unos amigos con esfuerzo y dedicación decidieron aventarse a hacer una revista propositiva, artos de las revistas locales y su disfuncionalidad total, crearon la miscelánea.
Claro está, primero ante ellos, que no eran ningunos expertos en la materia; talento y decisión tenían, y así tras muchos esfuerzos, arranco el primer número, en mi tan querida bizantica.
La revista, llena de bellas imágenes y una propuesta de diseño interesante albergaba temas de índole local, dándole un tema a cada revista, invitando a artistas a colaborar con ellos, mismos que entusiasmados accedieron a darles el apoyo.
Al día siguiente salió en el periódico local una crítica a la revista jajajajaja, ninguna otra revista por más tonta que fuera la tenia, pero que va! Siempre hay una inauguración para todo.
Mas allá de eso, y sin el desencanto de los creativos de la revista, empezó mi cabeza a preguntar porque la sociedad lagunera era así. Que no esperamos formar parte de las cabeceras atractivas del país?
El caso es que fue criticada, porque era una revista de gente que de alguna manera estaba relacionad con el “arte”, y como es “arte” es seria la cosa.
Pero no quiero y ni pienso que las cosas deberían ser así, el arte por ende, debe suponer ser reflectivo, pero no aburrido. Si partimos de esta idea, el tinte que le damos a la vida cambia, y bien, supone el terreno que pisamos.
Creo fervientemente que esperamos demás de nuestra gente, cuando estamos en pro de algo mejor, debemos apoyar a la gente que se aventura, explora y crea, en cualquier índole. Después de esto viene la crítica, que al final de cuentas, creo que la crítica más dura viene por las mentes de los creadores.
Partiendo de esta idea de arte reflectivo y divertido, inauguré este lugarcito que espero, se ponga cada vez más guapo, quiero hacer arte que invite a divertirnos sin dejar de ser substanciales.
Dentro del proyecto están varios muchachitos, a los que cariñosamente llamo mis bizantinos, jóvenes que entusiasmados y creativos quieren emprender el tallercito de arte, proponiendo en las primeras juntas un montón de ideas felices y perspicaces.
Qué va! Qué va! Cuando uno es joven la vida es tan divertida.
La bizantina de eso se trata, de ser divertidos!
Y con esta reflexión creamos la sección del art pólice, donde juguetonamente criticamos nuestros mismos proyectos, partimos que la crítica más dura y sarcástica es de nosotros. Y es así como, el planteamiento de aquel “wey” dio pie a esto y quizá, solo dios sabrá si en realidad llevo a cabo su plan maquiavélico… que, que miedo si fuera así, porque de ser así, ya estaría tras las rejas.
Dam it!

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